Aún asi, yo me atrevería a decir que el verdadero protagonista no son estos inquientantes gemelos, sino la propia guerra. La historia nos sitúa en un pais indeterminado y durante una guerra indeterminada, aunque inevitablemente y quizás por la procedencia de la autora, uno no deja de pensar en los conflictos balcánicos.
Esta novela narra esa crueldad desde la mirada de unos niños que reinventan la realidad para escapar de una vida inhumana, de un abandono prematuro, de una cordura extinta... al punto que el lector deja de percibir también esa realidad, entra en el imaginario de Claus y Lucas (son el mismo nombre o al menos las mismas letras reordenadas) y se deja embaucar por sus historias inspiradas en el horror de la guerra y de la más absoluta de las soledades.
Sobrecoge, la novela no te deja indiferente, o te mueres de horror con los protagonistas y el rosario de personajes martirizados por una situación de la que nunca participaron activamente o te revelas ante tanta miseria de alma. Sin ser una historia bella, consigue que ciertos momentos tengan una gran impacto visual, gráfico, porque aunque lo neguemos, aunque Lucas y Claus se empeñen en hacerse impermeables a la crueldad, los sentimientos no se omiten, se esconden a lo sumo, con el tiempo se enconan y terminan siendo algo más que esqueletos en el armario.
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