Aún sigo pensando que definir esto como un final feliz es, entre otras cosas, ñoño ... pero viva la ñoñez, porque lo cierto es que no sabría como definir este pequeño triunfo si no es en términos de júbilo y satisfacción. Aspiro a que no se trate de un final, sino de un punto y aparte, el comienzo de una nueva realidad para una gata mimosa que se ha llevado 8 años entre grasa de combustible y tejados de uralita.
La historia de Margarita la conté en un post anterior Margherita, un sol en blanco y negro, de esto hace ya un año, llevaba viendo a Margarita todo el invierno a la puerta del gimnasio y podría decir que fue amor a primera vista... he tardado un año, un año muy sufrido en cuando avatares felinos, pero ha merecido la pena, porque ya no volverá a pasar otro invierno a la interperie.

Somos muchos los que nos hemos interesado por ella, y muchos los que han colaborado para cambiarle el futuro a esta gata. Gracias a todos los que han difundido, a los que la han alimentado y cuidado, a los que se han conmovido por su historia y sobre todo a su adoptante. Por que ni nada lo remedia (mare mía, que así sea) hoy Martes viaja a su nuevo hogar ... de momento os dejo fotos en su hogar de acogida:

Reitero: Gracias Rosa por adoptarla, gracias Nöe por interesarte por ella y querer ser también su nueva amita, gracias Carmen por dejarme el piso, gracias Juan por permitirme estos desvaríos, gracias Raquel por ocuparte de ella todos estos años, gracias a todos los que habeis seguido su historia. Gracias porque este invierno Margarita dormirá junto a una cálida manta, en un verdadero hogar y con la vejez garantizada.