La Bambina Impertinente

La Bambina Impertinente

jueves, 27 de marzo de 2008

El libro iluminado

Leer a Paul Auster es como leer un libro que nunca acaba y que no deseas que acabe. En todos sus libros hay historias dentro de las historias, disgresiones, recreaciones de otros libros y personajes que se pasean por toda su literatura a modo de visita de cortesía.

En "El libro de las ilusiones", al igual que en otros del mismo autor, la narración va de la mano de un escritor, o bien consagrado o bien con aspiraciones o frustaciones en torno a la creación literaria.

Así llegamos a David Zimmer, profesor de literatura que ha perdido todo contacto con la realidad tras la pérdida en un accidente de avión de su mujer e hijos. Zimmer cae en una vorágine de autodestrucción, de dolor y abandono complaciente. Pasa las horas en una catatonia alcohólica que más que mitigar el dolor, lo acrecienta, hasta el momento en que visiona, casi por accidente, una película de cine mudo protagonizada y dirigida por Herctor Mann, actor de segunda del que nunca más se supo desde 1929, año de su desaparición oficial. El cortometraje de Héctor le hace sonreir, por primera vez desde que iniciara su peregrinación autocompasiva, sonríe y siente la necesidad de seguir visionando la obra de Hector Mann.

En este punto de inflexión, Zimmer parece volver a la vida, al menos reinicia su actividad vital. Si embargo, la obra de H. Mann es escasa y se encuentra repartida entre dos continentes, no existen más copias que las recogidas en varias filmotecas de América, Paris y Londres.

La obra narra así este periplo durante el cual David, animado por esta particular obsesión, inicia un estudio/investigación sobre la obra de Hector, que se materializará en un libro y le ayuda a superar su pánico a seguir viviendo.

Es entonces cuando interviene Alma Grund, la redención personificada en mujer, otro recurso habitual en Auster. Aquí la historia se disparata y se vuelve especialmente intrigante al desvelarnos los misterios que rodeaban la vida de Hector Mann. Dolor, redención, sacrificio y transformación vital. La vida de Zimmer recupera el sentido.

Para el neoyorkino es algo mas que una obsesión, llenar de sentido la vida parece ser la única razón para vivirla y en el marco de una sociedad americana (...y no tan americana) donde el anonimato y la soledad predominan con tanta energía, se necesita de ello, de la reafirmación personal como única garantía para seguir hacia delante. ¿Qué es si no la ilusión?, Sí, una representación carente de verdadera realidad, pero también una esperanza cuyo cumplimiento parece atractivo, una viva complacencia.

Gracias Auster.

jueves, 20 de marzo de 2008

Claus y Lucas, de Agota Kristof

Lo leí hace algo más de un mes, pero lo recuerdo con total claridad, es realmente impactante. Este libro engloba tres relatos que en su día se publicaron por separado. Claus y Lucas son dos hermanos gemelos, o quien sabe, puede que sean las dos caras de una misma persona. Aún a pesar de que la historia se modifica y se reescribe a lo largo de toda la novela, son demasiadas las cosas que se dejan a manos de la percepción personal del propio lector.

Aún asi, yo me atrevería a decir que el verdadero protagonista no son estos inquientantes gemelos, sino la propia guerra. La historia nos sitúa en un pais indeterminado y durante una guerra indeterminada, aunque inevitablemente y quizás por la procedencia de la autora, uno no deja de pensar en los conflictos balcánicos.

Tengo en la memoria una historia de terror donde el protagonista después de sufrir mil avatares para salvar de la muerte a un bebé, descubre que éste, de tan sólo meses, tiene la dentadura completa y eso le produce un terror incomensurable, más que cualquier penuria de las que acaba de sufrir. Es antinatural... ¿qué hay más antinatura que la maldad en un niño? ¿el rechazo de tu madre? ¿una guerra fraticida?...

Esta novela narra esa crueldad desde la mirada de unos niños que reinventan la realidad para escapar de una vida inhumana, de un abandono prematuro, de una cordura extinta... al punto que el lector deja de percibir también esa realidad, entra en el imaginario de Claus y Lucas (son el mismo nombre o al menos las mismas letras reordenadas) y se deja embaucar por sus historias inspiradas en el horror de la guerra y de la más absoluta de las soledades.

La primera novela está escrita en un lenguaje "infantil" y a medida que crecen los niños, el lenguaje se complica, siempre en tono de diario personal y eludiendo cualquier referencia geográfica o temporal. Podríamos hablar de la guerra servo croata o de la Alemania nazi, da igual, porque lo justifiquemos como lo justifiquemos, una guerra es una guerra (aunque ahora todos son "conflictos").

Sobrecoge, la novela no te deja indiferente, o te mueres de horror con los protagonistas y el rosario de personajes martirizados por una situación de la que nunca participaron activamente o te revelas ante tanta miseria de alma. Sin ser una historia bella, consigue que ciertos momentos tengan una gran impacto visual, gráfico, porque aunque lo neguemos, aunque Lucas y Claus se empeñen en hacerse impermeables a la crueldad, los sentimientos no se omiten, se esconden a lo sumo, con el tiempo se enconan y terminan siendo algo más que esqueletos en el armario.

miércoles, 19 de marzo de 2008

El viaje ilimitado

En 1972, el joven director de teatro francés Georges Werler fue a ver a Milan Kundera a Praga y se llevó bajo mano a París el manuscrito de su obra de teatro Jacques y su Amo. Kundera la había escrito después de la invasión soviética, cuando toda su obra, pasada y futura, había quedado borrada de las letras checoslovacas.

Es una antigua admiración por la novela de Diderot, Jacques el Fatalista, la que le inspiró este "divertimento en los tiempos de la peste", esta muy libre "variación sobre Diderot", en la que su imaginación se unió a la del gran escritor francés del Siglo de las Luces.

Siendo Diderot, para Kundera, ante todo un novelista, uno de los más originales que la Historia haya conocido, esta obra teatral es, paradójicamente, un encuentro con el Diderot-novelista, en el que Kundera procura otorgar a su comedia toda la libertad formal que, según él, "el Diderot-autor teatral jamás conoció".

Sobre la base frágil del viaje de Jacques y su Amo se asientan tres historias de amor: la del Amo, la de Jacques y la de Mme. de la Pommeraye. La vinculación entre estas tres historias "es una evidente transgresión de lo que se llaman las leyes de la construcción dramática", reconoce Kundera. De hecho, se entremezclan polifónicamente, y cada una de las tres historias es, a su vez, variación de la otra.

Es a partir de 1968, en la época en que Kundera vivía en Praga "el final violento de la cultura occidental", cuando saborea esta deslumbrante libertad diderotiana como se saborean los valores condenados y sin porvenir. Por eso, quizá, la atmósfera libertina y el humor de este "homenaje teatral" estén empañados por cierta melancolía, desconocida en el siglo de los enciclopedistas.
"Introducción a una variación", que precede la obra, es una reflexión del autor sobre el arte de la novela, sobre Sterne y Diderot, sobre la técnica de las variaciones y sobre su propia obra.

El entrecomillado lo he extraido de esa introducción, en parte , y del ensayo de Kundera "El Arte de la novela", donde Kundera defiende como la literatura ha ido progresivamente ocupando el lugar de la Filosofía clásica. El tema principal de esta obra de teatro es El Fatalismo, es decir ¿está todo escrito?, ¿es esta vida fruto de nuestras decisiones?¿o son nuestro actos fruto de nuestro destino ineludible?. Este es el juego que tienen los personajes con el escritor haciendo un paralelismo entre los hombres y el creador.

A esta obra le tengo un especial cariño, no sólo por su ironía y calidad, sino por lo que supuso en un momento de mi vida. Con ella recorrí media España y con ella ví como Caramba!, Teatro llegaba a su fin .... después todo fueron escombros.